Impact Hub es una plataforma de apoyo a emprendimientos sociales, que pone el acento en la resolución de los problemas más urgentes: movilidad, medio ambiente y manejo de residuos. Sus casos de éxito, vinculados con proyectos de reinserción social y empoderamiento de artesanos de diferentes localidades, son una lección de resiliencia. Conversamos con su director general, quien nos habló de los desafíos del emprendimiento social y de los emprendedores en tiempos de pandemia.
Por: Redacción Mejores Empleos
Impact Hub es una plataforma global que apoya a emprendedores que buscan impactar el mundo, la sociedad y a sus comunidades de forma positiva. Cuenta con varias líneas de negocio: “Mercadito de impacto”, una iniciativa que promueve el consumo consciente y apoya a empresas con propósito; servicio de consultoría, que consiste en la asesoría a organizaciones públicas, privadas y sociales; programa de incubación, dirigido a quienes quieren darle vida a una emprendimiento o impulsar un proyecto en su fase embrionaria; y “Emergente”, programa que apoya a los mejores emprendimientos sociales de las industrias creativas, en colaboración con el área de compromiso social de Citibanamex.

También cuenta con espacio de coworking, que buscan fomentar el networking entre los emprendedores. Y tienen más de 100 oficinas en todos los países, a nivel global. “Creamos espacios para que las organizaciones y los individuos puedan encontrarse, conocerse, colaborar y resolver juntos algún problema que le atañe a los emprendimientos sociales”, dice en entrevista Mario Romero, director general de Impact Hub Ciudad de México. Platicamos con él sobre los programas de esta plataforma de impulso al emprendimiento social, las dificultades asociadas a la pandemia de coronavirus y las perspectivas a futuro.
Emprender en tiempos de pandemia
¿Cómo les afectó la pandemia y a qué desafíos los enfrentó?
Cualquier empresa que afirme que la pandemia no lo afectó, de alguna manera, está mintiendo. O que nos pase la receta. Yo creo que todos los negocios han salido afectados y eso lo vimos nosotros directa e indirectamente, a la hora de platicar con nuestros clientes.
En cuanto a nuestros espacios de coworking, a principios de 2020 teníamos un plan de expansión que tuvimos que pausar. No obstante, en el rubro de consultoría nos fue bastante bien, gracias a que somos una organización global. Paréntesis: nosotros teníamos previsto el impacto de la pandemia con meses de antelación; es decir, dos semanas antes del confinamiento nosotros habíamos decidido cerrar oficinas, basados en la experiencia de Asia y Europa, previo a la decisión del gobierno. Cerramos el 17 de marzo. Si bien en otros países, los Impact Hubs sólo cerraron dos meses; en México cerramos nuestras oficinas todo 2020.

Regresando al tema, lo que hicimos fue acercarnos con nuestros clientes –durante lo más duro del confinamiento– para presentar propuestas de cara a la reactivación económica. Sabíamos que, una vez que arrancara la reactivación, las personas iban a necesitar apoyos de las empresas. Tengo, si no me equivoco, correos de los primeros días de abril de 2020, en los cuales escribí: apenas tenemos cinco casos en México, pero tenemos que pensar en la reactivación después de los dos o tres meses que estemos cerrados. Eso nos mantuvo a flote; es decir, de nuevo, adelantarnos al escenario.
¿Cómo es el proceso de selección de las ideas o proyectos de los emprendedores?
El criterio principal es el impacto social del proyecto. Antes del 2020 teníamos directrices claras, como proyectos de movilidad, medio ambiente y manejo de los desperdicios. Si bien seguimos alineados, desde hace cinco años, con la agenda 2030, ahora, con la pandemia, decidimos abrir nuestros programas a proyectos que generen otro tipo de impacto (como mejorar la calidad de vida de los colaboradores). Aunque contamos con ciertos programas que proveen cierto capital, nuestros apoyos no son financieros, sino de acompañamiento e impulso al crecimiento y consolidación de los emprendimientos.
Experiencias valiosas
Háblame de algunos de sus casos de éxito
Tenemos varios. Pienso en la organización civil La Cana, quien participó en 2018 en un programa de nosotros. Es una empresa social, en donde sus emprendedores venden peluches tejidos a mano por mujeres privadas de su libertad, a quienes les garantizan un ingreso digno, tanto para ellas como para sus familias. Es una iniciativa que apuesta por la reinserción social con un programa bastante robusto.

Bancos y blancos, una empresa oaxaqueña, es otro de nuestros casos de éxito. Ellos se dedican a la fabricación de sábanas y colchas intervenidas por artesanas oaxaqueñas, con diseños originales y autóctonos. Han encontrado un buen mercado, tanto en la industria hotelera como en Airbnb. Ellos participaron en nuestro programa y les ha ido muy bien.
Háblame del programa incubadora de negocios con el que cuentan
Después de muchos años de ofrecer apoyo a miles de emprendimientos, con resultados exitosos, el paso natural, como organización, era lanzar una incubadora. ¿Por qué? Porque conocemos el know how y sabemos que, en las circunstancias actuales, muchísimas personas tendrán la intención, ante el desempleo, de desarrollar sus propios proyectos de negocio. Y eso implica que parten de cero, desde la idea.
El objetivo es que el acompañamiento temprano disminuya las probabilidades de fracaso de esos emprendimientos. En México, 8 de cada 10 emprendimientos cierran operaciones a los dos años. Y, en ocasiones, las razones se deben a que no tuvieron un acompañamiento efectivo.

Nosotros tenemos bien identificadas las razones del fracaso, que son la falta de conocimientos básicos a la hora de emprender, del nulo conocimiento de marketing y de infravalorar a la competencia. Queremos evitar eso con la incubadora y ahorrarle al emprendedor la pérdida valiosa de tiempo y recursos materiales y humanos. Nuestro programa se enfoca en que la solución del producto o servicio llegue a las personas adecuadas.
Lecciones
La economía en México decreció en 2020 y la recuperación apenas es visible. ¿Esa circunstancia afectó el emprendimiento?
Creo que las afectaciones tienen un componente anímico: hubo cierto grado de frustración y desesperanza, no obstante, tenemos un buen diagnóstico de lo que sucedió, los pequeños negocios tuvieron bastante éxito y ahí hay un aprendizaje.
Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) el autoempleo es una forma de emprendimiento; no obstante, debemos tener claro que –dentro del ecosistema emprendedor– no sólo basta con emplearse por sí solo, sino crear empleos y valor para los otros.
Hubo muchos profesionales que perdieron sus puestos de trabajo, entonces empezaron a autoemplearse, a ser emprendedores, gracias a las plataformas digitales, como el Marketplace de Facebook o Whatsapp Bussiness. Las llamadas “nenis” crecieron enormemente y ellas han venido a dar lecciones al generar cerca de 9 mil millones de pesos al año. Eso, por un lado.

Respecto al emprendimiento de alto impacto, con un alto grado de innovación, este la pasó más difícil, debido al modelo de negocio y también porque se vieron a obligados a modificar su mindset y hacer las cosas diferentes. Algunos respondieron con flexibilidad y resiliencia.
Y te pongo un ejemplo: una familia de artesanos textiles, de la región de Teotitlán del Valle, Oaxaca, vendían tapetes tejidos a mano. Era la cuarta generación y se mantenían gracias al empuje del turismo y de los turistas que les compraban mucho. Llega la pandemia, los cierres, y sus ventas disminuyen drásticamente, entonces modifican su producto y lanzan una cama para perro hechas con tejidos tradicionales de Teotitlán.
También modificaron su canal de venta y migraron a lo digital. El producto se llama Nashun, venden en línea y les ha ido muy bien. La pandemia obligó a los emprendedores a repensar, a modificar sobre a marcha, a reinventarse. Y esa es la esencia del emprendimiento.